El pasado histórico de esta ciudad se remonta al siglo IV a. C., donde los íberos encontraron los beneficios de asentarse en este lugar, junto al río Segre. Desde entonces, numerosas civilizaciones han dejado su huella. La Catedral Vieja de Lleida (Seu Vella) empezó a construirse en el siglo XIII, donde anteriormente hubo una mezquita musulmana. Este monumento es el símbolo de la ciudad y el más reconocible desde cualquier punto, ya que se alza en lo más alto. Además, si te paseas por el centro histórico, verás que este barrio conserva aún edificios de la época modernista. Una muestra de gastronomía mediterránea y fantásticos paisanes naturales, hacen de Lleida un destino perfecto.

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